El enfoque de Orton Gillingham ha sido la técnica de intervención más utilizada para la dislexia y se ha demostrado que remedia las dificultades con la lectura, la escritura y la ortografía durante casi 100 años. Los principios detrás de este método se basan en aportes científicos y pedagógicos, que permiten a los profesionales adaptar cada lección individualmente, para satisfacer las necesidades específicas del alumno. Sigue un patrón de pasos secuenciales, lógicos y acumulativos para enseñar los componentes básicos del idioma inglés. La base del éxito de este método es el uso de un enfoque multisensorial que utiliza todos los sentidos simultáneamente para fortalecer las vías neuronales en el cerebro, lo que a su vez estimula y fortalece la memoria de trabajo.

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Cada lección es prescriptiva y diagnóstica, teniendo en cuenta cómo se produce el lenguaje oralmente, así como en forma escrita. Una sesión típica duraría entre 45 y 60 minutos e incluye el uso de una baraja de cartas (con cada fonema y su grafema correspondiente), la adopción de ejercicios visuales, auditivos y combinados, seguidos de dictados y actividades de lectura interactiva. Además, a los estudiantes se les enseñará reglas ortográficas específicas para cada sonido, además de aprender los tipos de 7 sílabas, cómo dividir y decodificar al leer, combinar vocabulario con afijos para cambiar el significado de las palabras, así como comprender y aprender las estructuras gramaticales requeridas. para construir oraciones simples y compuestas al escribir. 

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Los resultados muestran que los estudiantes que progresan más en períodos de tiempo más cortos, participan regularmente y se involucran en el programa al menos 2/3 veces por semana, incluido el conjunto de tareas. 

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Clases presenciales o en línea.

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